No creo que uno pinte para alguien; pintar debe ser semejante a hacer zapatos. Una necesidad de conectar con las partes invisibles, los lugares invisibles de la psique humana, y nos vienen las imágenes, y hay una especie de impulso de comunicarlas... Pero no pretendo explicar esto, no sé explicarlo. Que cada quien lo explique a su manera, incluyendo a los críticos de arte, en los que no creo. A cada quien le sale lo que le sale.
¿El mundo que pinto? No sé si lo invento, yo creo que más bien es ese mundo el que me inventó a mí.
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